de març 09, 2007

Inquietud: Fly high brave dreamers

Estoy en el paro pero estoy inquieta. Así que nada de paro. Más quieta estaba cuando estaba activa. "¿Estás bien?"-me pregunta la gente. Y un pudor extraño no me deja quedarme con un sí rotundo, estoy bien. Tengo que añadir que estoy en paro. Y poner cara de circunstancias.

Qué paradoja. Ahora empieza, aflora un movimiento que nace tímido, poco a poco, cuando me levanto pronto por la mañana porque me apetece disfrutar del sol en el comedor. Y luego preparo el desayuno, me cuido, con mi bocadillo de obrera(abeja) y mi café. Quiero andar despierta, a ver qué viene. Y poco a poco va surgiendo, ese deseo...esa melodía, ese andar por la playa de Elisewin, sin saber hacia dónde, pero surge. Y me emociona, me sostiene. Se esfuma de golpe uno de los pilares de mi cultura: el miedo a estar "parada". El miedo a no encontrar la música del deseo propio. Me resuena una y otra vez la expresión de Jose Antonio Marina: la búsqueda de la autenticidad de la voz propia. Tenía mucho miedo a ser muda. Y resulta que no, que ahí, acolchada por amigos, por amor (al menos que nos salve de la vida), por unos padres sobre todo personas, ahí, entre algodones de una vida materialmente cómoda, surge la voz propia...

Excitante, estoy "atabalada" por este íntimo descubrimiento, deseosa de compartir pero temerosa ante los oídos sordos. Porque Marina habla de la comunicación a través de la autenticidad de la voz propia. Y los oídos sordos vuelven muda mi voz. Y a veces me encuentro en el otro lado del espejo de la pesadilla: mi voz propia grita, pero la impotencia surge por la sordera que me envuelve. Una imagen surrealista: el individuo libre rodeado de una gran pecera convexa que le aísla del mundo...suerte que fuera de los sueños, mi afónica voz sirve para, de tanto en tanto, encontrar otras voces propias...no hay gritos, mucha afonía. Pero algunas, que ya se ejercitan desde hace tiempo, logran llegar a mis oídos-practicando la escucha después de años de sordera por miedo a escuchar el vacío-, a pesar de la distancia...

Y esas voces me dicen...Fly high brave dreamers...Chris y Carla tocan y cantan en una pequeña sala en pleno centro turístico de Barcelona. Pocos nos encontramos, algunas caras conocidas (que no voces, la timidez no me deja) alrededor de dos americanos, muy americanos, de los que a mi me gustan. Y no me apetece matizar lo de muy americanos, no hace falta. Sus canciones llenan el espacio terriblemente vacío del pecho, sus voces llegan a calmarme las junturas. Me acompañaron en días de terror i vacío, soplando aire cálido desde las gélidas tierras de Seattle. Supongo que por eso ya no puedo juzgarles con oídos neutros, porque no sólo les escucho si no que els sento.

Bueno, me aprovecho del blog,
he sentido frío esta noche de viernes,
y he vuelto a casa, me he puesto a Chris y Carla
y he escuchado mi voz propia,
excitante,
ya no tengo frío,
mi voz parece venir de un lugar tropical,
como los pájaros de Dan Gibson-y las tormentas;o)